En estos días de revoluciones e indignaciones unido a alguna que otra experiencia extranjera, me replanteo la misma pregunta: ¿Por qué no se dedicarán todos estos esfuerzos a redefinir el sistema educativo?
Aceptando que el problema lo vive especialmente la educación pública, ¿radica este problema en los profesores o en los alumnos? ¿Los alumnos se desentienden por la pobre o anticuada enseñanza recibidas por sus profesores o son los profesores los que no encuentran en los alumnos la motivación necesaria para dar una buena clase?
El debate está servido, a modo de "qué fue antes, ¿el huevo o la gallina?". Es un tema que empieza a obsersionarme, porque lo veo como la causa de todo lo malo y al mismo tiempo el remedio a todo ello.
El nivel de idiomas está por los suelos y el fracaso escolar es ya una expresión popular. Los estudiantes no se involucran con sus centros sino que huyen de ellos.
No obstante, no es una generalidad pues en las zonas con mayores rentas, donde bien es cierto que predomina la enseñanza privada, el nivel de formación es más elevado. Lo que me lleva a pensar que la educación en España funciona por burbujas.
Planteemos una utopía, soñemos despiertos: ¿Qué ocurriría si desde que entramos en el colegio, con 4 años, estuviéramos rodeados de otros niños de distinta clase social y cultural? La misma macedonia que experimentamos cuando vamos a la universidad pública. Una efectiva manera de acabar con uno de los más serios problemas de nuestro país: los prejuicios. Se acabaría el sectorialismo al que estamos acostumbrados.
Niños del barrio de Vallecas que comparten pupitre con bienaventurados de La Moraleja es, a ojos de un adulto, cuestionable. Pero no lo será para el niño de 4 años pues sólo verá otros niños; llegará a casa y preguntará por qué Samuel es negro o por qué Fatima tiene un pañuelo en la cabeza. Ahí entrará la educación que reciben en casa, pues se impregnarán de los ideales y creencias de sus padres. Pero convivirán una gran parte del tiempo con todos esos compañeros. Crecerán juntos. Las diferencias serán mínimas desde el principio, sobretodo porque no serán prestadas con atención (la ropa, el móvil, el ordenador, la moto o el coche, etc).
Y al eliminar esos prejuicios –o al menos al suavizarlos en esa primera generación– se consigue todo lo demás. Y entre ese "demás" está otra de las soluciones a la crisis a la que nos enfrentamos: el emprendimiento.
No hay ideas porque no se suscitan en la escuela y el emprendedor, a mi modo de ver, no es un llanero solitario. Necesita vivir en un ambiente emprendedor, rodeado de ideas. ¿Por qué Palo Alto, CA es la meca de los emprendedores? Porque no están solos, hay muchos. Hay interacción, se trabaja en equipo y se aprende de los demás.
Un país es, al final y al cabo, lo que crea y produce. Si no creamos ni producimos buenos niños, buenos estudiantes, no crearemos empresas, luego no crearemos empleo. Y si las empresas, llevadas y creadas por personas, no aparecen, yo me pregunto: ¿a quiénes estamos creando?