- Tío - me dijo Dean cuando nos encontrábamos delante de un bar -, mira esta calle de la vida, a los chinos que andan por Chicago. ¡ Vaya ciudad tan rara! ¡Y fíjate en esa mujer de la ventana!, fíjate, fíjate cómo se le ven los pechos saliéndose por el escote del camisón, y vaya ojos tan grandes. Sal, tenemos que movernos y no pararnos hasta que lo consigamos.
Tercera Parte, Capítulo X de En el Camino (On the Road) de Jack Kerouac.
Cuando leí esta novela, este road book, no presté mucha atención a la música de la que hablaban Sal y Dean, a la música que escuchaban y vivían. Me limité a buscar sobre el bop que inunda sus viajes, una mezcla entre el Swing, el Jazz y el Blues, y a sus creadores. Nombres como Charlie Parker o Thelonious Monk me resultaban familiares, pero nunca les localicé en el tiempo. La imagen que tenía de ellos, en apariencia, era la de viejos vídeos en directo y quemados brillos de saxos.
Entonces volví a leer esta parte de la novela, para mi gusto donde el jazz adquiere más protagonismo y más me evoca, al tratarse de la ciudad de Chicago, al Ford LeBaron y a las Thompson M1 de los gángsters; perdonadme los clichés. Volví a leerla con Gillespie, Parker y George Shearing, al que ven en directo los protagonistas en este mismo episodio.
Todo toma otro tono, lleva más ritmo si cabe y las escenas que antes imaginabas en el Neets de Chicago te absorben y ya formas parte del concierto. ¡Cada vez que Moriarty habla, que interviene! No puedes sacarte de la cabeza el pie del invidente George Shearing golpeando frenéticamente contra el suelo, marcándose el ritmo.
Con el permiso de Kerouac. Lo encuentran, lo pierden, hacen esfuerzos buscándolo, vuelven a encontrarlo, se ríen, gimen... y Dean sudando en la mesa y diciéndoles que sigan, que sigan. A las nueve de la mañana todo el mundo: músicos, chicas, camareros, y el pequeño y delgado trombonista tan desgraciado, sale del club al gran estrépito diurno de Chicago para dormir hasta que comenzara de nuevo la salvaje noche bop.
Aquí os dejo una pieza de Charlie Parker, que espero lleve a la lectura del libro. La curiosidad hará el resto.
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