23.9.11

Petit Luberon: La Provenza Francesa



Los países mediterráneos tienen esa suerte con contar con lugares idílicos, lejos del barullo y del hormigón de la costa, normalmente masificados y descontextualizados. Italia y su Toscana, España y su Andalucía, Francia y su Provence. Sinónimos en belleza y bien diferentes en cultura.

Casi todas las tonalidades de verdes, amarillos y marrones. Casi todos los gustos saciados. No hay tiempo para las fotos, y todo el del mundo para encontrar un paraje solitario en el que bajarse del coche, la moto o la bici y disfrutar de un pic-nic. Por poner un ejemplo.
Si ya viste la película Un Buen Año (Ridley Scott, 2005) y te flipó el paisaje–que no la película en sí–, debes saber que está rodada en el Luberon.

A escasos 80 kilómetros al norte de Marsella (a la que llegas con Ryanair con la mayor de las facilidades) se encuentra este pequeño reducto: le Parc Naturel Régional du Luberon.
Entre las ciudades de Apt y Cavaillon se dispersan los preciosos pueblos que no puedes dejar de visitar, repito, ya sea en coche, moto o bici: Bonnieux, Lacoste, Gordes, Roussillon y su Route des Ocres, Ménerbes... Dicho sea de paso, es un viaje perfecto para hacerlo en buena compañía, ya me entiendes.
Podrás ubicarte un poco mejor con este mapa:



BONNIEUX

Me alojé durante una semana en este minúsculo pueblo a los pies del Petit Lubéron. En poco tiempo te haces con sus calles, sus comercios y dónde comprar el pan, los croissants y las quiches para las excursiones: le Festival des Pains. El olor te hará encontrar esta boulangerie.
Si tiramos la casa por la ventana, el restaurante L'Arôme–amigo de la Guía Michelin–ofrece menús por 29 y 41€ que son una delicia y sobretodo un derroche de originalidad y colorido en los platos que hacen del "bon appétit" más bien una "bonne dégustation".

RUTA EN MOTO

En el propio Bonnieux hay un garage de alquiler de scooters llamado LGF Motoculture (Avenue des Tilleuls, (+33) 06 34 47 08 16). El precio es de 40€ por moto y día con una fianza de 600€ por moto (que seguramente no te pedirán, tranqui).
Nuestro recorrido: Bonnieux-Lacoste-Ménerbes-Oppèdes-Corbières d'Avignon-L'isle sur Sorgue-Fontaine de Vaucluse-Lagnes-St Pantéléon-Goult-Bonnieux-Lourmarin. Lo cierto es que el itinerario poco importa. Lo que importa es perderse. Ahora bien, entre Bonnieux y Lourmarin hay una carretera, la Route d'Apt, que es sencillamente increíble. Seas o no un apasionado de la moto, es como montar en una atracción. 
Algo muy importante si tienes realmente curiosidad por moverte por la zona es ir a la Office de Tourisme de Bonnieux (rue Voltaire) para comprar el mapa del Petit Luberon (10,80€ muy bien invertidos).

MERCADOS

Algunos de los más famosos marchés en el Petit Lubéron, donde encontrarás quesos deliciosos, jabones de Marsella por doquier, tiendas de vinilos, puestos de innumerables especias... En negrita, los más reputados:

Lunes: Cadenet, Cavaillon, Fordclaquier, Laweis
Martes: Cucuveon, Gordes, Lacoste (mucha oferta de jabón de Marsella y Alep), La tour d'Aigues, St Saturnin
Miércoles: Bonnieux (gran colección de especias), Mérinde d'Apt
Jueves: Ansouis, Fontaine de Vaucluse, L'Isle dur la Sorgue (el más grande y famoso del Luberon), Beaumont de Perduis
Viernes: Bonnieux, Lourmarin
Sábado: Apt, Cheval Blanc, Oppède
Domingo: L'Isle sur la Sorgue

Bon voyage!


19.9.11

Volviendo a tocar los cojones

Tras un increíble año en Suiza, ha llegado la hora de volver a Madrid. De terminar con lo que empezamos y de seguir hablando de lo que se me pasa por la cabeza o delante de mis ojos.
Una de los puntos fuertes de salir al extranjero es que ves cómo pinta tu país desde lejos, cómo es percibido por ojos ajenos y foráneos y finalmente cómo uno lo acaba percibiendo. Por ello, y ahora que me creo capaz de compararlo, intentaré retomar Enredado desde un punto de vista más crítico en este sentido. No es mi intención la de despotricar contra España o la de intentar compararla con Suiza–una comparación la mar de jodida, todo sea dicho– sino de intentar identificar lo que para mí son debilidades y tratar de proponer soluciones. A cualquier nivel. Consciente soy ya de que caerán en saco roto pero me conformo con obtener comentarios y algo de feedback de los que lean estas líneas.
Y empezaré con lo primero con lo que me he reencontrado: el abono joven de transportes.


No es que no me acordara que "entre 10 y 15 días" puedo ir a recoger mi abono Joven al estanco, es que me parece sencillamente, una estupidez. No sólo estás esperando una fecha que lejos queda de ser exacta, sino que no se nos proporciona ningún tipo de abono provisional para la espera.
¿Cuánto valen 15 días de transporte en Madrid? Pondré mi ejemplo. El tren de todos los días de la semana hacia Las Margaritas, ida y vuelta tiene un precio por trayecto de1,50€; luego 3 x 5 = 15€ por semana para ir a la universidad. A lo que hay que sumar fines de semana, pongámosle una media de 4 viajes en metro y otros 4 en autobús: 1,50 x 8 = 12€. En total, 27€ en 7 días. Pero no nos alarmemos ya que el abono estará disponible "entre 10 y 15 días". Se dobla casi el precio del abono transporte mientras lo esperamos.
Pero aún hay más. Te piden que seas previsor y que te lo hagas con estas dos semanas de antelación para, una vez en mano, comprar el billete del mes que entra. ¿Y si no te queda más remedio que hacértelo a principios de mes? ¿Hay que adquirir un billete para medio mes, con el mismo valor que el del mes entero, sumándole además los gastos de espera?
No es cabreo, es rabia de que esté tan mal programado. Y para más inri estamos hablando del abono transporte para jóvenes, esos Warren Buffet de la sociedad española.
Tenemos los únicos autobuses interurbanos del mundo dotados con WiFi pero seguimos estando obligados a entrar por la única puerta de las 3 que se abren, la puerta del conductor. Para pagarle.
Otras más: bancos que nos consideran jóvenes hasta los 30, carnés que nos consideran jóvenes hasta los 26 y abonos de transporte que nos quieren cortar las alas con tan sólo 23 años. ¿Quién decide todo esto?

Me da igual si no puedes compartir en Facebook que acabas de subirte en el metro del intercambiador de Moncloa, pero vivimos en una sociedad suficientemente informatizada como para poder proveer a los ciudadanos, ya no sólo madrileños sino españoles, de tarjetas electrónicas–al más puro estilo Oyster Card si se quiere– que no ocupen más sitio que en nuestra cartera y que puedan programarse para los días que queramos o podamos utilizar el transporte público. Ganamos en eficiencia (buses que paran menos tiempo para pagar al conductor) y en comodidad.