Esta tarde nos llaman desde una centralita (+54…) a un número que ya no es de Movistar, sino de más Móvil, ofreciendo otra línea más de internet e insistiendo que ese número es de un cliente de Movistar. ¿Pero hay algún particular que tenga hasta 2 o 3 líneas distintas de internet en casa y con la misma compañía? Y no sólo eso, ¡sino que llamen expresamente para ofrecer otra línea más!
Manejan bases de datos tan ingentes que ya ni saben quiénes son sus clientes. Los peligros de tener un control tan gigantesco en telefonía, algo parecido a Google con internet.
Es realmente triste lo de Movistar. Te llaman a cualquier hora, tienes que amenazarles con portabilidades a otras compañías para que te ofrezcan algo razonable… ¡Hemos llegado al regateo, como si quisiéramos comprarnos una chilaba en un bazar de Marrakech! Y no son pocas las veces que te prometen un terminal, promesa que desaparece en cuanto se termina la llamada.
"No prometas cosas que no puedas cumplir", una regla que tenemos bien plasmada en The Phone House en el fondo de escritorio pero que no todas las empresas parecen seguir.
El adjetivo de empresa más odiada de España está bien fraguado.
Me quedan exactamente 2 semanas en Movistar, hasta que me vaya Suiza y vuelva el año que viene, por supuesto, a otra compañía. Llevo desde los 14 años, desde que me compraron aquel adorable Nokia 3310 y 7 años después esto se termina.
Pero ya se ocuparán de despedirme. Cuando te vas se encargan de mandarte una postal donde reza un "En Movistar te estaremos esperando con los brazos abiertos".
Como yo, cientos de miles de personas en España que se van repartiendo más y más entre el resto de compañías que comienzan a surgir, con tarifas muy competitivas como Yoigo, Pepephone o Más Móvil.
Se han equivocado en internet, se han hecho con la empresa más querida por los jóvenes–tiempo al tiempo, como asomen un poco la dichosa mano de Movistar en Tuenti, más de uno se pasa a Facebook que cada vez empuja con más fuerza en nuestro país– y lo más importante y trágico, llevan cabreando durante años a millones de españoles.
Manejan bases de datos tan ingentes que ya ni saben quiénes son sus clientes. Los peligros de tener un control tan gigantesco en telefonía, algo parecido a Google con internet.
Es realmente triste lo de Movistar. Te llaman a cualquier hora, tienes que amenazarles con portabilidades a otras compañías para que te ofrezcan algo razonable… ¡Hemos llegado al regateo, como si quisiéramos comprarnos una chilaba en un bazar de Marrakech! Y no son pocas las veces que te prometen un terminal, promesa que desaparece en cuanto se termina la llamada.
"No prometas cosas que no puedas cumplir", una regla que tenemos bien plasmada en The Phone House en el fondo de escritorio pero que no todas las empresas parecen seguir.
El adjetivo de empresa más odiada de España está bien fraguado.
Me quedan exactamente 2 semanas en Movistar, hasta que me vaya Suiza y vuelva el año que viene, por supuesto, a otra compañía. Llevo desde los 14 años, desde que me compraron aquel adorable Nokia 3310 y 7 años después esto se termina.
Pero ya se ocuparán de despedirme. Cuando te vas se encargan de mandarte una postal donde reza un "En Movistar te estaremos esperando con los brazos abiertos".
Como yo, cientos de miles de personas en España que se van repartiendo más y más entre el resto de compañías que comienzan a surgir, con tarifas muy competitivas como Yoigo, Pepephone o Más Móvil.
Se han equivocado en internet, se han hecho con la empresa más querida por los jóvenes–tiempo al tiempo, como asomen un poco la dichosa mano de Movistar en Tuenti, más de uno se pasa a Facebook que cada vez empuja con más fuerza en nuestro país– y lo más importante y trágico, llevan cabreando durante años a millones de españoles.
¿Y qué hay peor para una empresa que perder la credibilidad y la confianza?
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